¿En perseguirme, mundo, qué interesas? ¿En qué te ofendo, cuando sólo intento poner bellezas en mi entendimiento y no mi entendimiento en las bellezas? Yo no estimo tesoros ni riquezas, y así, siempre me causa más contento poner riquezas en mi entendimiento que no mi entendimiento en las riquezas. Y no estimo hermosura que vencida es despojo civil de las edades ni riqueza me agrada fementida, teniendo por mejor en mis verdades consumir vanidades de la vida que consumir la vida en vanidades.
Análisis
Forma
En este soneto, cada uno de los catorce versos es endecasílabo, muchos usando la sinalefa para mantener el numero de sílabas. Hay cuatro estrofas, dos con cuatro líneas y dos con tres líneas. El poema usa una rima abrazada en las dos primeras estrofas, y después una rima encadenada en las dos finales. El esquema, entonces, es "A B B A / A B B A / C D C / D C D." Ademas, todas las rimas son consonantes.
Mensaje
Primero, el poema empieza con oraciones complementarias, diciendo mucho sobre la belleza de una rosa para hablar simplemente de la flor atractiva. En la segunda estrofa, la flor en este poema nos parece una contradicción; a la vez es de la naturaleza y la gentileza, que se enfatiza por la rima allí. Luego, llega a ser claro que la personificación de la rosa es como una persona bella pero vana, inmediatamente cambiando el tono a uno de severidad y reproche. Sor de la Cruz había insinuado en el título que los contenidos conciernen a las mujeres también ("en ella a sus semejantes"). Las flores estarán mustias, o sea que a las mujeres les faltará la hermosura; en ese tiempo serán más sabias, pero ya se morirán. En los versos finales del poema, habla sobre la vida y la muerte, refiriendo al contraste entre una vida vana y una muerte sabia. Las dos están en el último verso; la vida les engaña con atracciones efímeras, y la muerte les enseña con la realidad inevitable de su propia mortalidad, una conclusión enfatizada por la repetición de sonidos ("engañas", "enseñas").
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